La Iglesia Parroquial de Jesús Divino Obrero emergió del mismo corazón del Barrio y podemos afirmar que hoy en día realmente es el centro del popular barrio de EL EJIDO.
El barrio históricamente tomó su nombre de la palabra «ejido» equivalente a campos sin cultivar. Y efectivamente, los que conocieron estos campos, afirman que aunque en un principio no estaban cultivados, lo fueron haciendo poco a poco. Hace 80 años lo formaban regueros, huertas y tierras de labranza, que comenzaban cerca de la desaparecida Iglesia de San Salvador de Nido.
Pequeñas y viejas casas estaban diseminadas por este kilómetro cuadrado de tierras fecundas y feraces. Casas de planta baja, tipo rural, que aún, hoy en día, permanecen como testigos de antaño en algunas de nuestras calles más entrañables del barrio.
Nadie hubiera podía pensar entonces, que de este núcleo esparcido de pequeñas y labriegas casas y caserones iba a surgir todo un barrio y la parroquia de Jesús Divino Obrero.
A finales de la década de 1950 comienzan a edificarse, sobre los labrantíos de El Ejido, algunas viviendas, ya residenciales. No están sometidas a planes de urbanización y surgen de forma anárquica. Entre ellas el núcleo urbano de las Casas de la Fundición. Pero en esta misma década se produce el gran crecimiento de población y de edificaciones, que dará origen a la parroquia. Es la creación de organizadas Cooperativas de Viviendas, que partiendo de la iniciativa privada van llenando el espacio parroquial de viviendas de planta y piso, adosadas apretadamente unas a otras. Un pequeño huerto en la parte posterior cierra el espacio vital familiar.
Las Cooperativas, regidas por sus juntas Rectoras, que impulsaron la construcción del Barrio, fueron: «Virgen del Pilar», «San Carlos Borromeo», «Pedro Fernández Valladares», «Poblado Vicente de la Fuente», «La Inmaculada» y sobre todo la de «Jesús Divino Obrero».
Esta última cooperativa y principalmente Restituto Ruano y un grupo más de «locos» hicieron posible este milagro. Nadie puede olvidar que antes que la parroquia y que el propio barrio ya existía la Hermandad de Jesús Divino Obrero erigida canónicamente el 2 de Abril de 1955.
El Barrio de El Ejido adquiere una imagen nacida de lo rural y que conservará sus encantos, cuando se convierta en zona urbano residencial.
Las gentes, que vienen al Barrio, proceden, en gran parte, de zonas rurales de la Provincia, esparcidas por la depresión económica que azotó a nuestros campos u obligadas a dejar sus ancestros por la construcción del Pantano de Vegamián.
Son gentes limpias, moralmente sanas, que arrastran con ellas su cultura tradicional rural y la mantendrán durante cierto tiempo, hasta que sean engullidas por la gran Ciudad.
Junto a estos grupos o núcleos de residencia unifamiliar, surgen bloques de viviendas, colmenas que crecen aparatosamente, infectadas por la especulación del suelo y que ahogan el espacio y la estructura rural que imprimieron las cooperativas.
En el epicentro del Barrio de EL EJIDO se asentaban las tierras y los solares del Sr. Selva. Y sobre ellos se construirá la Iglesia de Jesús Divino Obrero, que aglutinará Cooperativas, viviendas, movimientos sociales y religiosos, cuando la Iglesia se convierta en Parroquia. Es tal su influencia socio-religiosa en la vida del Barrio, que el Barrio de EL EJIDO se conocerá por todos como BARRIO DE JESUS DIVINO OBRERO.
El Obispo de León, D. Luis Almarcha Hernández, perpetuada su memoria, dando su nombre a la antigua Calle de Solares de Selva, como buen Obispo y sociólogo, barruntó, de inmediato, las necesidades religiosas de un barrio, formado también por personas excepcionalmente creyentes. Y su visión histórica se adelantó a los acontecimientos. Y así el día 22 de Febrero de 1962 decretó la erección de la nueva parroquia de Jesús Divino Obrero, de la siguiente forma:
«Habiéndose formado en la Parte Este-Sur de la parroquia de San Juan de Regla de esta capital un núcleo de población importante debido a los grupos de viviendas construidas por las Cooperativas de La Inmaculada, Nuestra Señora del Pilar, Fernández Valladares y de Jesús Divino obrero, más otras existentes o construidas en la misma zona;
Considerando que la extensión territorial de la actual parroquia de San Juan de Regla había hasta el año 1895 tres parroquias: la de la Catedral; la de San Pedro de los huertos; y la de San Salvador del Nido, que por ajustarse a una Real Cédula fueron reducidas a una sola, la de San Juan de Regla, en el arreglo parroquial preceptuado pon el Concordato anterior;
Considerando que el actual Concordato deja libre a los Prelados para crear, conforme al Derecho Canónico, las parroquias que sean necesarias;
Considerando, aparte de estas razones históricas y de doctrina, que el aumento de almas en la Parroquia de San Juan de Regla, supera en la actualidad no sólo al que tenía en 1895, sino el número de almas que exigía el caducado derecho;
Considerando que el núcleo de las nuevas y numerosas edificaciones se halla a distancia notable del templo matriz y que las Iglesias filiales son insuficientes para su capacidad y por su emplazamiento;
Considerando que el bien de las almas es superior a cualquier otra consideración y que el bien de las almas y el buen servicio religioso exige la creación de una nueva parroquial con la erección de un nuevo templo;
Oídos los que en derecho deben ser oídos y en virtud de nuestras facultades ordinarias, según el canon 1427, venimos en dividir y desmembrar la parroquia de San Juan de Regla de esta Capital, creando en el territorio desmembrado una nueva parroquia con el nombre de parroquia de JESUS DIVINO OBRERO, con la categoría de ascenso y derecho a un coadjutor, siendo sus límites los siguientes:
Al Norte, calle de San Guillermo hasta el Barrio de El Ejido y continuando luego en línea recta desde el eje de esta calle de San Guillermo hasta el río Torio; al Sur, los actuales límites de la parroquia de San Juan de Regla con la Santa tina; al Este, el río Torio; y al Oeste, calle San Juan, desde su arranque por el Norte en la calle San Guillermo hasta el encuentro de la misma con la parroquia de Santa Ana, siendo límite de una y otra el eje de la mencionada calle de San Juan, de manera que todas las edificaciones al Oriente de esta calle pertenezcan a la parroquia de Jesús Divino Obrero y la de Poniente a la de San Juan de Regla.
La dotación de la nueva Parroquia será la de la parroquia de San Martín de LANCARA, del Arciprestazgo de Luna, anegada totalmente por el pantano del río Luna, de conformidad con las facultades que nos han sido concedidas por el Rescripto de la Sda. Congregación del Concilio.
La parroquia que creamos por este Decreto la pondremos en marcha cuando juzguemos que procede por habilitación de Iglesia propia.
Dado en Nuestro Palacio Episcopal de León, sellado con el Mayor de Nuestras Armas y refrendado por Nuestro Canciller-Secretario, a veintidós días del mes de febrero, fiesta de la Cátedra de San Pedro en Antioquia, de mil novecientos sesenta y dos, Luis, OBISPO DE LEON».
